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La sonrisa de un niño

La sonrisa de un niño no tiene precio y eso lo sé de muy buena tinta. La ilusión y la inocencia de la infancia no deberían perderse nunca, pero se pierde y es una verdadera pena, aunque todo existe por una razón y el ser padre o madre, abuelo o abuela, tío o tía o simplemente vivir de cerca el crecimiento de un niño o niña, nos da la oportunidad de volver a vivir, en cierta forma, nuestra época de infancia. Para algunos, como es mi caso, será muuuy grato recordar sensaciones como la de la espera de la noche de Reyes, los nervios ante la proximidad del día de tu cumpleaños (¡¡ese día eras el protagonista en tu familia y en el colegio!!), o la ilusión de que se te cayera un diente y viniera el ratón Pérez a dejarte «cinco duros». De mantener esa ilusión en los niños somos responsables los padres y el entorno que les rodea, pero principalmente los padres manteniendo tradiciones y leyendas de nuestra infancia y dándoles los recursos para poder vivirlo en familia. A mí me ha pasado con mi hijo y creo que he disfrutado esa ilusión y esos momentos aún más que cuando los vivía como niña.

Buscando una forma de transmitir a mi hijo la tradición del Ratón Pérez, y  aprovechando mi lado creativo, pensé que sería una buena idea regalarle un ratoncito guardadientes que sirviera como puente entre el Sr. Pérez y mi hijo a la hora de la transacción de «diente-moneda» y evidentemente me puse manos a la obra para hacerlo. No tengo que deciros que él está encantado con este simpático ratoncito y tanto le gustó que tiene tres, uno más clásico (azul claro combinado con azul oscuro) y dos tematizados con sus personajes favoritos (spiderman y las tortugas ninja). El caso es que le he cogido el gusto a esto de hacer ratones y no puedo parar de hacerlos. Mirad el resultado, ¿!!!A que son adorables¡¡¡?:

Y lo mejor de todo es que es un regalo que nunca olvidarán, por que aunque pase el tiempo y el ratón esté guardado en un cajón, por que ya son demasiado mayores para tenerlo a la vista de todos, cada vez que abran ese cajón asomará a su cara una sonrisa, «la sonrisa de un niño» que recuerda como un día esperaba con inocencia e ilusión al Ratón Pérez.

Si quieres conocer más cosas sobre el Ratón Pérez, sigue leyendo:

“”Érase una vez un rey…”. El cuento del ratoncito Pérez empieza con un niño llamado Buby, que es ni más ni menos que un rey. Buby es hijo de Maricastaña en el cuento, pero en realidad el pequeño rey fue Alfonso XIII de España, hijo de la reina regente María Cristina. María Cristina llamaba a su hijo “Bubi” en la intimidad.

Al parecer, la caída del primer diente de Alfonso XIII provocó conmoción en el palacio real, a tal punto que su regente madre decidió encargar un cuento para calmar a su real hijo, y encomendó la noble misión al padre Luis Coloma, un escritor que más tarde formaría parte de la Real Academia de la Lengua. El cuento fue publicado en Madrid en 1894.

Ahí, en el Madrid castizo, comienzan las aventuras de un ratoncito que vive en una caja de galletas y un día descubre que es mucho más divertido salir a explorar la ciudad a través de cañerías y alcantarillados. Esquivando gatos y otros peligros, visita cada noche a los niños y se hace amigo de ellos, hasta que en una de sus correrías se adentra en el palacio real y conoce a Buby:

“De pronto, sintió una cosa suave que le rozaba la frente. Incorporóse de un brinco, sobresaltado, y vió delante de sí, de pie sobre la almohada, un ratón muy pequeño, con sombrero de paja, lentes de oro, zapatos de lienzo crudo y una cartera roja, terciada a la espalda”. (…) Ratón Pérez saltó de repente sobre su hombro, y le metió por la nariz la punta del rabo: estornudó estrepitosamente el Reyecito, y por un prodigio maravilloso que nadie hasta el día de hoy ha podido explicarse, quedó convertido, por el mismo esfuerzo del estornudo, en el ratón más lindo y primoroso que imaginaciones de hadas pudieran soñar”.

Transformado en ratón, Buby sale a conocer a otros niños y se da cuenta de lo diferentes que son de él: más pobres y mucho más necesitados. Y empieza de esta manera la odisea de cambiar los dientes de leche por monedas.

La tradición del ratoncito Pérez ha llegado a países no hispanohablantes como Francia (La petite souris, Bélgica, Italia (Topolino y regiones de Escocia. En España, el ratón del cuento es conocido como el ratoncito Pérez, pero en algunas regiones de México, Perú y Chile se conoce como el “ratón de los dientes” o el ratón Pérez (México, Argentina, Venezuela, Uruguay y Colombia).

Para definir al ratón Pérez, el padre Coloma se inspiró en el personaje de un cuento anterior: el esposo de la ratita presumida, un cuento muy popular en España.”

(Fragmento del artículo “El Ratoncito Pérez, una tradición para la caída de los dientes)

Y si te apetece conocer más cositas sobre el Ratoncito Pérez hay un museo en su honor en Madrid. Te dejo la dirección web del museo: http://www.casamuseoratonperez.es en el que puedes ver, además de información sobre el museo contenidos como una adaptación del cuento del ratoncito pérez que puedes ver con tus peques y otros vídeos que hablan sobre los dientes, otras tradiciones de los dientes de leche, etc… Te invito a que veas la página que está bastante curiosa y si visitas el museo ¡¡cuéntamelo!! :).

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